Hoy me invade la tristeza… una tristeza enorme, cómo sin fin, es de esos días en que mi capacidad de asombro ya no me alcanza.
Habitualmente en los blogs, que escribo, hablo sobre mejorar nuestros niveles de bienestar y felicidad e insisto en que está en nosotros escoger cómo vivimos nuestras vidas: cómo gestionamos nuestra vida, y es justamente desde ese lugar que me duele el alma ver y leer sobre lo que está pasando en Afganistán.
Me duele el alma pensar en esas mujeres que tendrán que encerrarse, taparse, dejar de estudiar y trabajar, tendrán que ausentarse, omitirse como personas con derecho a libertad y libre albedrío.
Soy mujer, por mi edad y generación estoy muy consciente de la larga lucha ( en el mundo occidental en el que nos desenvolvemos) por derechos como el voto -sin ir más lejos en mi línea familiar mi abuela paterna nació sin derecho a voto en Italia y mi madre sin derecho a voto en Chile- la educación, la larga y constante lucha contra la violencia y el abuso, lo que para mi o para ti hoy es natural y das por entendido para las mujeres de Afganistán ¡ya no será más!.
Esto me duele profundamente y sí… me invade la tristeza, esa tristeza agrandada, no por mi, sino por cualquier mujer sufriente hoy, cualquier mujer que esté sin la libertad de escoger que quiere para su vida y cómo vivirla… especialmente representadas hoy por las mujeres Afganas.
«El miedo se te graba, está ahí como un pájaro negro», Muska Dastageer, profesora en la Universidad estadounidense de Afganistán, «Abre sus alas y ya no puedes respirar»,
Carolina Carmona Alba
Fundadora Con - Sentido
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