Estas semanas estarán dedicadas a escuchar y conectar con nuestro cuerpo de distintas formas -¡a veces somos tan sordos a él!- nos cuesta darle voz y no sabemos qué nos dice aunque ¡nos esté gritando! Una de las formas que hablaremos hoy es de mi experiencia con mis amigos de Ruta Alfa… (FB @rutaalfachile IG @ruta_alfa)
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Una caminata por esta bella cordillera de los Andes con experiencias profundas de conexión total con la naturaleza y el paisaje. En mi caso particular le tengo mucho respeto a las alturas, tuve que sacar de mi mochila la ansiedad previa y dejarme llevar por la experiencia y confianza en el equipo que me acompañaba: no fue fácil, todo el tiempo debes estar concentrada en dónde pones el pie para no resbalar, mirando atentamente los bototos de quién iba delante mio -para no mirar desde tan alto- ¡cuidándonos entre todos, respetando las instrucciones de nuestros guías, confiando en su experiencia y sabiduría!.
El trayecto de subida fue duro pero no imposible, cuando llegamos a un valle (Vallecito) fue como llegar al paraíso... árboles, bosque nativo, rio, parar; detenernos, pausa; descanso, risas, reflexiones y conversaciones poderosas.
Conexión total con mi cuerpo, skeck-in de todo mi esqueleto, músculos, órganos, células, etc., escuchando atentamente a ver si alguna parte de él me reclamaba más que otra, pero: había que volver y hacer la ruta de vuelta… ¡Total, no será tanto! Es la bajada… seguro nos demoramos menos…
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La bajada fue más difícil, resulta que ya tus músculos vienen cansados, ya piensas que lo lograste y te relajas, tu nivel de adrenalina ya no viene tan alto, y tienes que pisar con el talón primero para no resbalar cerro abajo ¡Tienes que usar tu cuerpo de otra manera completamente distinta que al subir! La sensación que se siente cuando llegas al final es maravillosa, como que no podía creer todo lo que hice, llevé mi cuerpo a un lugar que pensé no podría, o sería que en realidad era mi mente quien tenía ese límite puesto (?)
Entonces les planteo la siguiente reflexión: a veces el camino de la vida se nos hace cuesta arriba, y a veces creemos que ese lugar del valle es el destino final, pero falta aún, y en ocasiones; ese camino tiene grandes dificultades, nos desanimamos y frustramos porque sentimos que no podemos más, pero otras -como me pasó a mi en esta experiencia- nos damos cuenta que nuestra mente nos pone límites que nos detienen y que si nos atrevemos a soltar por un rato nuestros miedos y limitaciones, vamos a disfrutar de los bellos paisajes, del aire puro, de esa maravillosa nueva energía y nos sentiremos cansados, pero con esa exquisita sensación de lo logrado.
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Entonces... Yo de cuerpo escuché todo esto... ¿Qué escuchas tú? ¿Cuáles son tus montañas, tus valles, tus bajadas y subidas? ¿Cuáles son tus limitantes? ¿Son de verdad o son solo una excusa de tu mente para no arriesgarte a mostrar tu potencia?
Carolina Carmona Alba
Fundadora Con-Sentido
carolina@con-sentido.cl
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