top of page

¿Para qué soy bueno/a?


Aparentemente una pregunta tan simple, tan corta y sencilla, pero para muchos una pregunta -que pocas veces nos hacemos- o reflexionamos sobre la respuesta.


En los procesos de coaching con empresas y ejecutivos, inicio muchas veces con esa simple pregunta -a veces me han mirado raro porque seguramente esperan preguntas muy complejas- (!!!)


Poder identificar qué hago bien, cuáles son mis dones particulares o características de base me permite reconocerme y reencontrarme con mi vaso personal medio lleno y no con el vaso medio vacío de lo que me falta, o se me hace difícil.


¿Sigue pareciendo muy simple y fácil, no es cierto?


Desde la psicología positiva se propone un ejercicio diario para crear este hábito, escribir al menos cuatro cosas para qué soy bueno, dejarlas en un lugar visible y todos los días a una misma hora, idealmente antes de iniciar la jornada laboral, leerlas nuevamente al menos por 30 días. ¿Qué genera este pequeño acto recordatorio? Nos aumenta nuestros niveles de autoestima y confianza ¡nos reconecta con lo que SÍ hago y no con lo que no hago!



“Existe un componente de autoestima y de seguridad en nosotros mismos muy relevante hoy para poder abordar la incertidumbre y erosión emocional en que nos esta tocando navegar. Es necesario anclarse en lo que se es bueno. Por el contrario, si solo pones foco en lo que falta, únicamente conseguiremos sentirnos y estar más abajo."


La gran ventaja que tiene trabajar sobre las fortalezas es poder convertirse en muy bueno o llegar a la excelencia. A nivel de liderazgo, en las empresas, esto significa potenciar la diversidad. No tenemos que conseguir que todos sean buenos en todo, sino que cada persona sea buena en lo suyo. Por lo tanto, podemos crear equipos diversos en la forma de aprender y de desarrollarse, esa es una de las claves del buen liderazgo, saber escuchar y al mismo tiempo visualizar los talentos propios y de nuestro equipo, para que puedan florecer y potenciarse en todo su esplendor.


Hago conciencia de mis fortalezas y así las tendré muy presentes en cualquier escenario.


No me canso de predicar esta clave: CONSCIENCIA.

La pregunta que sigue, una vez identificadas las fortalezas es:


¿En que me gustaría convertirme después, si pudiera ampliar al máximo mis fortalezas?


Definiendo esto, estaremos delimitando y poniendo foco en nuestras áreas de mejora, no desde la imposibilidad y dificultad sino desde la posibilidad de mis fortalezas. Y desde este lugar , -iluminando posibilidades- seguramente podremos hacernos cargo de lo que creíamos o alguna vez nos hicieron sentir eran debilidades...


Carolina Carmona Alba

Fundadora de Con Sentido

carolina@con-sentido.cl





留言


bottom of page